Para muchos, los beneficios por del Seguro Social por discapacidad proporcionan una línea de vida financiera mientras se recuperan o viven con una discapacidad. Consisten en pagos mensuales y / o beneficios de Medicare que brindan compensación a aquellos que están totalmente incapacitados de poder realizar trabajos de cualquier tipo.
Los beneficios se pueden obtener a través de dos programas que están relacionados: el Seguro Social por Discapacidad (SSDI) o Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI). Aunque ambos programas son supervisados por la Administración de Seguro Social, son muy distintos.
El seguro por discapacidad del Seguro Social está disponible para aquellos que tienen menos de 65 años de edad y han cumplido con la cantidad requerida de «créditos de trabajo», es decir, el número de años que una persona ha estado empleada en un trabajo donde paga impuestos de seguro social (también conocida como FICA). El Ingreso de Seguridad Suplementario se encuentra disponible para personas de bajos ingresos que no han trabajado la cantidad requerida de años para calificar para el SSDI. Un solicitante de SSI debe tener un ingreso superior a la «tasa de beneficio federal» que, para 2013, asciende a $ 710 por mes para individuos y $ 1,066 para parejas. Los solicitantes de SSI tampoco deben tener más de $ 2,000 en activos ($ 3,000 para parejas).
Ambos programas tienen requisitos médicos. Una lesión debe ser grave, es decir, debe interferir directamente con las actividades relacionadas con el trabajo y ser a largo plazo, con una duración de al menos un año.
Los beneficios por discapacidad a través de estos programas son notoriamente difíciles de obtener. Muchos solicitantes son rechazados al presentarlo por primera vez, aunque estas decisiones a menudo se revocan durante la apelación. Un abogado experimentado en discapacidad que está familiarizado con el sistema y sus regulaciones puede ayudarlo a usted y a su familia a través de este complejo proceso burocrático.
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